jueves, 9 de abril de 2015

NARRATIO DE MEA DOMO

Ego Lucia sum et in oppido Navalmorali, qui est prope Emeritam, habito cum familia mea. 
Domus mea magna est, et habet multa cubicula : dua vestibula, peristylum, tria cubicula, culinam, dua balnea et magnum cellarium. 
Ego laboro cum ordinatro et libris meis, et materiam scholae studeo in meo cubiculo. Alia cubicula non me delectant tantum quantum meum cubiculum, quia res meae illic sunt.
Cubiculum meum parvum est, sed cubicula mei patris  magna est. In cubiculis nos dormimus.  
Culinam est locus ubi ego et mea mater coquimus.
Triclinium est locus ubi ego et mea familia non solum videmus televisionem, sed etiam legemus et cenamus.

lunes, 6 de abril de 2015

MARCIAL Y LOS EPIGRAMAS


Introducción.

La época de los romanos es en parte conocid
a por su gran riqueza cultural y literaria. Pero no todo se reduce a la Ilíada, la Odisea y el resto de composiciones similares ya conocidas. Al igual que en la actualidad, los romanos utilizaban diferentes estructuras para sus composiciones atendiendo a criterios diversos como la métrica o el contenido. Un caso interesante son los epigramas, cuyo autor más destacado es Marcial. 

¿Quién era Marcial?

Marco Valerio Marcial fue un escritor y poeta hispano, nacido hacia el año 40 en la localidad de Bílbilis, moderna Calatayud (ciudad de la provincia hispana denominada Tarraconense), y muerto hacia el 104, tal vez en la misma Bílbilis.



Tras educarse en Hispania, marchó a Roma; done  mantuvo relación con otros intelectuales de origen hispano, como Séneca y Lucano.
Tras vivir como poeta a sueldo en busca de un rico mecenas durante los años posteriores a la muerte de su “protector” Séneca (lo que justifica los elogios dirigidos a diversos patricios y hasta al mismo Domiciano en ciertas composiciones), su fama se acrecentó y, con ella, recibió honores, exenciones de impuestos, el derecho a tener esclavos, el ius trium liberorum (aunque nunca llegó a casarse) e incluso un nombramiento como tribuno militar. Tuvo casa propia en Roma y una villa en Nomento.
Relacionado con toda la corte, desde el emperador hasta el último de sus acólitos, mantuvo también un estrecho contacto con numerosos escritores (particularmente, con Plinio el Joven, Silio Itálico, Juvenal y su paisano, el calagurritano Quintiliano), aunque se sabe que sus relaciones con Estacio fueron realmente malas. Todo este universo se refleja en los 1.561 epigramas que compuso entre los años 86 y 98.

¿Qué son los epigramas?

El epigrama (
Del lat. epigramma, y este del gr. ἐπίγραμμα, inscripción) es una composición poética breve que expresa un solo pensamiento principal festivo o satírico de forma ingeniosa.

El epigrama se creó en la Grecia clásica y, como su nombre indica en griego, era una inscripción que se ponía sobre un objeto, que podía ser un exvoto, un regalo, una estatua o una tumba. Sus dos principales características son la brevedad y la argucia.

Ejercicios del epigrama 18.20 de Marcial








En esta composición se presenta 
una antítesis campo-ciudad en la que la vida ajena al “mundanal ruido” es mucho mejor según el criterio de Marcial. La voz poética (que suponemos coincide con la identificación del autor con respecto a lo que expresa) ha conseguido volver a Bíbilis, que fue fue una ciudad prerromana y romana de la península Ibérica situada sobre la colina de Bámbola, a orillas del río Jalón, en Calatayud (Zaragoza), en el municipio de Huérmeda y que además es su ciudad natal (lo cual se deduce de apelativos de posesión como “mi Bíbilis”). Esto conlleva la vuelta a la paz y la tranquilidad, y la sustitución de la pesada rutina de la urbe por las serenas labores agrícolas del campo.


En el poema se mencionan varios nombres o lugares de singular importancia, como por ejemplo la colina de Diana o el Celio.
El Celio o Mons Caelius es la colina de Roma que confina con el Esquilino, el Palatino y el Aventino y cuyo punto más elevado se sitúa cerca del Coliseo, y al igual que la colina de Diana es considerada una de las "7 montañas sagradas de Roma". Quizás el sentido que pretende otorgar Marcial al epigrama a través de la mención de dichos lugares sea que, desde su persepctiva, aquellos acostumbrados a la vida de ciudad ignoran la verdadera belleza del campo ; pues para él ni si quiera tales montes sagrados son comparables a Bíbilis.

De hecho, tal es la similitud de la temática de esta composición con el tópico del Beatus Ille del siglo XIX que podría aplicarse la popular frase del poeta Fray Luis de León que decía 
“¡Qué descansada vida la del que huye del mundanal ruido!”

Personalmente, no dudo del valor literario de este poema, mas no opino como Marcial, ya que si me dieran a elegir entre vivir en el campo o en la ciudad, escogería la ciudad, 
quizás debido a que desde siempre he vivido en un pueblo. Me siento más atraída por la idea de las grandes ciudades : museos, cines, teatros, centros comerciales, carreteras, calles con luces y carteles y constante movimiento. Es cierto que las grandes urbes conllevan atascos, contaminación y un índice de peligrosidad más alto pero ; en mi opinión, esto es compensado por la variedad de cosas que se pueden hacer, la cantidad de personas que puedes conocer y el carácter bohemio de la vida de calle (que es algo que a mí me fascina).